viernes, 4 de julio de 2014

Personalidad propia


Mis conocidos –y no tanto- saben sobre mi gusto por los autos chicos, más aún, si vienen bien equipados, son simpáticos y cumplen con creces su función citadina, haciendo del trabajo de deambular por una ciudad un placentero recorrido.
Marzo de 1993, Renault introduce en el mercado el Twingo, un vehículo apuntado al segmento chico económico.
Julio de 2007, Fiat relanza el 500 apuntando al segmento de pequeños chic, con un enfoque muy diferente al de aquel primer Twingo, veamos.



Renault pretendía un auto compacto, versátil, espacioso y económico que tomara como base la plataforma del Clio pero que se posicione por debajo. Patrick Le Quement lo logró, le dio a la marca un auto encantador  que supo reunir todo eso que se había pedido, creando así un vehículo compacto que se jactaba de monovolumen y gracias a su ancho de trocha, su generosa distancia entre ejes y sus asientos traseros con correderas hacia posible alojar con comodidad a 4 adultos de generosa talla.

 Primera generación.
El Renolito llegaba con tan solo una única opción motriz, el conocido motor sierra de 1.2 litros y 55cv conjugado a cuatro colores disponibles y pocas opciones de equipamiento, que, en su gran mayoría eran equipos básicos pero acordes, con opcionales como aire acondicionado, levantavidrios y espejos eléctricos, airbag, dirección eléctrica y techo de lona practicable.
A medida que el tiempo fue pasando –éxito mediante- fue sumando equipamiento, hasta llegar a tener una versión Initiale Paris, con tapizados de cuero, llantas de aleación, más airbags (laterales), abs, techo panorámico de cristal, ganando también un cambio de motor (derivado del energy) y luego un upgrade que subía su caballaje a 75 cv y ganaba 16v.

Hacia el final de su vida, la primer generación del Twingo lucía versiones muy bien equipadas.

Por su parte, Fiat necesitaba resurgir de las cenizas, en 2006 el punto le había salvado las papas (por segunda vez ya que la primer generación tuvo la misma premisa) y ahora le tocaba seguir consolidando el ascenso al nuevo proyecto, el 500.
Roberto Giolito fue el encargado de darle vida a la remake, ya había hecho cosas como el controversial Multipla y el fantástico concept Trepiùno, auto que adelantaba las líneas del nuevo topolino calcando la estética de sus antepasados.


 El -nuevo- 500 nacía casi de forma totalmente antagónica a la del Twingo, partiendo de la plataforma del Panda (segmento A) ofrecía calidad cuidada, diferentes versiones de equipamiento combinadas a diferentes mecánicas y un sinfín de colores, llantas y stickers, que daban una cantidad tan grande de posibilidades que hace muy difícil ver dos iguales.
Entre su equipamiento se puede encontrar 7 airbags, esp, techo panorámico, tapizados de cuero de diferentes colores, climatizador automático y un etc. tan largo como la cantidad de ediciones limitadas que se hicieron en base de la exitosa bolita.
Todo esa parafernalia de bondades tenía un coste, el 500 es más un biplaza que otra cosa. En sus plazas traseras personas altas se sentirán un poco encerradas y las rodillas cerquita –demasiado- de las butacas delanteras.

El original y la remake (I)

Original y la remake (II)

En ambos casos los autos nacieron como opciones pequeñas, asequibles y simpáticas para convertirse en interesantes propuestas citadinas pero esta vez conjugados a ricos equipamientos de confort, seguridad, tecnología y una gran dosis de personalización.
En el caso del Twingo, una historia más joven, ya que su producción comenzó ya entrada la década del 90 y que hoy, 20 años después lleva ya su tercera generación (sin contar los rediseños estéticos de la primera y la segunda). En el caso del 500 su trayectoria es más larga, aunque de sus cuatro generaciones solo la segunda y la última fueron realmente exitosas, siendo la cuarta una copia fiel de aquella querida segunda.

Como sea, ambas pelotas hicieron y hacen historia, nadie en el mundo pasa inadvertido ante un 500, como tampoco lo hacía la humanidad 20 años atrás con la presencia del Twingo. Revolucionario e innovador, más controversial que el Fiat, pero así y todo duró –casi- 15 años a la venta sin cambios en uno de los mercados más exigentes del mundo, el europeo.
Es así como deambular con ambos es –casi- un placer, uno tiene limitaciones de equipamiento, el otro de espacio, pero ¿a quien le interesa? Se ven tan bonitos que le perdonamos las faltas.

2007 hasta la actualidad:

En el año 2007 Renault renovó completamente al Twingo, volvía a ser versátil, grande por dentro y pequeño por fuera. El twingo II ya no tenía prácticamente fisuras en su equipo, tampoco en personalización, queriéndose situarse a la par de su rival actual, el 500.



La realidad es que todo lo bueno de la segunda generación, quedaba opacado por la imagen, la simpatía se perdía y ahora pasaba a ser un auto más del segmento A, Se normalizaba.
Este año -2014- tras un acuerdo de la marca del rombo con Mercedes Benz nace el Twingo III, la concepción del auto nada tenía que ver con las dos generaciones anteriores, ahora cuenta con 5 puertas, motor y tracción trasera (¡!) y una estética más similar a la de un R5 turbo que a la del propio chiquitin con frente inspirada en una carita humana. El resultado no fue nada malo, pero ¿no creen que el nombre de un clásico moderno como “Twingo” fue desacertado para un auto que se parece a un R5?...
Por otro lado, el 500 sigue estando tan vigente y causando la misma sensación de no se qué 6 años después de haber sido lanzado. El éxito del modelo llevó a la marca a querer apostar a una gama completa bajo la denominación “500”. De esta forma nació una verdadera familia bajo un mismo patrón de diseño, llegando así primero la variante familiar 500L (Lungo) con su correspondiente versión larga (Living) en reemplazo de los Idea y Múltipla y ya se proyecta una cuarta carrocería destinada al movido segmento de los pseudo off road, el 500X, dejando de lado, claro, las versiones especiales como el 500C, 500e, 500L trekking y los deportivos, Abarth que derivan de las versiones "normales" antes nombradas.
Ahora ¿cuanto tiempo más le queda a Fiat para sacarle jugo a esa imagen tan bien concebida? Recordemos lo que pasó con Mini, la primer remake fue genial, nos dejó a todos boquiabiertos, la segunda nos volvía a dejar perplejos, pero por que de entrada teníamos que poner el ojo filoso para encontrar las diferencias y ahora con la tercera pareciera que las proporciones dejaron de importar y la premisa era solo mantener la imagen “Mini”, agregando más redondeses, más cromados y más “detalles”. El resultado? El Mini más recargado y peor resuelto de todos.
Hacer una Remake es un tema difícil a la hora de renovarlo, con el 500 pasa eso, cuando toque un relevo, no me gustaría ocupar los pantalones del encargado de dicho trabajo.

Autos caprichosos, prácticos y con especial enfoque en el uso urbano, llegaron e hicieron ruido, ambos apelando al diseño, uno a la originalidad y el otro a calcar los rasgos característicos de su antecesor casi a la perfección. Así y todo pareciera que tienen un punto en común y es que en sus versiones originales el punto de partida fue el mismo, vehículos económicos para el día a día que se convirtieron en una suerte de complemento de moda y tendencia.

 Nacieron lindos y así permanecerán, simpáticos y queribles por el resto de sus vidas.


El primero, solo 4 colores y equipamiento básico para el pequeño Renault.

Metamorfosis.

El último. Con aires de R5 y tracción trasera para el primo-hermano del Smart.

500L y 500L Living, las versiones familiares de la línea 500.

La versión aventurera corre por cuenta del inminente 500x.



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